Carlos A. Mallmann (1929-2020)

El domingo 3 de mayo de 2020 falleció en Buenos Aires Carlos Mallmann, uno de los grandes protagonistas de la historia de la ciencia y la tecnología de Argentina y América Latina.

Por Mario Albornoz *           .

La noticia de la muerte de Carlos Mallmann me conmueve hondamente porque representa la desaparición de uno de los últimos protagonistas de una generación que soñó con un país capaz de impulsar la ciencia, la tecnología y la cultura como instrumentos para lograr el desarrollo económico y social. Fue protagonista de varias de las experiencias más interesantes y creativas en la historia de las instituciones científicas argentinas, tanto como director del Instituto Balseiro, como por haber imaginado, impulsado y dirigido la Fundación Bariloche durante muchos años.

Tuve la suerte de conocerlo a principios de los años 70 en Soria Moria, sede de la fundación, junto al lago Nahuel Huapi, cuando se discutían aspectos del Modelo Mundial Latinoamericano (MML), con el que se refutaban las tesis del informe Los Límites del Crecimiento, encargado por el Club de Roma al MIT y se imaginaba la viabilidad de un mundo más equitativo, en relación más amigable y racional con la naturaleza. Desde entonces nuestra amistad se nutrió de muchos episodios que incluyeron su nombramiento como director del Centro de Estudios Avanzados de la UBA, a mi propuesta.

Lo recuerdo fundamentalmente como una persona cálida y entrañable, dotado de una enorme capacidad para los vínculos, tanto en lo que se refiere a los vínculos entre las personas, como entre las ideas. Sólo una persona dotada de tal cualidad pudo ser capaz de reunir en la Fundación Bariloche, creada en 1963 bajo su impulso, a un conjunto de personas de la calidad humana e intelectual de Jorge Sabato, Fidel Alsina, Arístides Romero, Amílcar Herrera, Hugo Scolnik, Enrique Oteiza, Jorge Enrique Hardoy, Gilda Romero Brest, Manuel Mora y Araujo, Gilberto Gallopin y tantos otros. Fue esta cualidad la que le permitió dotar a la Fundación de un programa científico y un programa cultural tan potente como la Camerata Bariloche.

La ciencia y la música se requieren mutuamente, decía, porque ambas son expresiones de una dimensión humana única: la creatividad. La propia fundación, ubicada en uno los lugares más bellos de la Argentina, era expresión de una armonía creativa y un estilo de vida respetuoso y amante de la naturaleza, desde el que era casi imperativo soñar con un mundo más equilibrado y justo. Fue también su capacidad para crear vínculos lo que le permitió esforzarse por tener su mente, formada en la física teórica, abierta a una interdisciplina muy sensible a las ciencias sociales.

Creo que sin dudas el mejor logro de tal visión integradora fue el Modelo Mundial Latinoamericano. Casi cincuenta años después de haber sido elaborado, el texto merece ser leído con atención porque, más allá de algunos aspectos de época, los valores en los que se sustentaba y su estrategia medular siguen siendo vigentes. A la luz de la pobreza que margina a millones de personas en América Latina y el resto del mundo mientras aumenta hasta niveles inéditos la brecha entre ricos y pobres, la idea de dejar de lado el consumismo, racionalizar la utilización de los recursos naturales y distribuir más equitativamente la riqueza sigue siendo el único camino posible que evite una catástrofe mundial.

El recordado Amílcar Herrera lideró el equipo interdisciplinario en el que Hugo Scolnik modelizó las variables elegidas para valorar la viabilidad de reducir la miseria y contener el derroche como condiciones necesarias para evitar la catástrofe que auguraba el MIT. Un año después de la presentación en sociedad del modelo, el golpe militar de 1976 mostró toda la brutalidad de quienes preferían la destrucción antes que la creación. La Fundación Bariloche no pudo resistir las purgas ideológicas y, aunque un pequeño grupo continuó sosteniendo la institucionalidad, el sueño de Carlos Mallmann, Amílcar y muchos otros fue víctima del torbellino del drama del país. Afortunadamente hoy, pese a todo, sus principios y sueños siguen vivos en sus obras y valores.

* Investigador Principal (Centro REDES – CONICET)
   Coordinador del Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad (OEI)


Carlos Mallmann, protagonista ineludible del campo de los estudios de la ciencia y tecnología en el país falleció ayer en Buenos Airesa los 91 años. Carlos era doctor en física dela Universidad de Buenos Aires (UBA). Entre sus muy diversos aportes científicos cabe mencionar sus cuantiososestudios en el campo de la física y sus investigaciones transdisciplinarias, desde donde desarrolló su trabajo específico en políticas científicas y tecnológicas. Fundó la Fundación Bariloche, donde fue mentor del Modelo Mundial Latinoamericano y fue Director del Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la UBA desde 1986. Alli, a propuesta de Mario Albornoz, se creó el primer posgrado en el país en políticas científicas, la Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y Tecnología, ámbito de formación de los primeros especialistas en este campo del país donde Carlos ejerció como profesor durante varios años. Una de sus últimas entrevistas se puede ver en  https://www.youtube.com/watch?v=nu7VLo1PHm8.  La Fundación Bariloche lo recuerda en el siguiente link  http://fundacionbariloche.org.ar/fallecimiento-mallmann/

Sus colegas más cercanos en la época que ejerció la dirección del CEA ,DarioCodner, Guillermo Lemarchand, Roque Pedace yAndresSchuschny,, lo recuerdan así:

Carlos “Beto”  Mallmannse doctoró en 1954 en Física Matemática en y cursó estudios de posgrado en Holanda bajo los auspicios de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Fue investigador del Argonne NationalLaboratory de la US AtomicCommission. Se desempeñó como Director de Investigaciones de la CNEA (1958-1961), más tarde fue nombrado director del Centro Atómico Bariloche y del Instituto Balseiro (1962-1966). Fue Profesor Titular del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y de la Universidad Nacional de Cuyo. Hizo contribuciones importantes en el área de física nuclear de bajas energías que aún son citadas en las revistas especializadas de corriente principal.

Con un grupo de destacados científicos y con el apoyo de la Fundación Di Tella, en 1963, crea la Fundación Bariloche, de la cual fue su primer Presidente Ejecutivo, ejerciendo dicha posición entre 1967 y 1985. La Fundación Bariloche fue la primera institución que vinculó actividades científicas desde la biología y la física hasta la sociología y ciencia política con las artes, y allí tuvo su origen la famosa Camerata Bariloche. Por primera vez, una misma institución otorgaba puestos de dedicación exclusiva tanto a científicos como artistas.

Carlos Mallmann consideraba al arte y a la ciencia como dos caras de la misma moneda unidas a través de la creatividad. Durante sus años en la Fundación Bariloche comenzó haciendo investigaciones en el campo de la política científica y tecnológica, estudios de calidad de vida, sistema de necesidades, desarrollo humano, modelos alternativos de desarrollo y dinámica societal de largo plazo. En este período también se desempeñó como Director de Programa de la Universidad de Naciones Unidas en Tokio (1973-1984) y del WissenschaftZentrum de Berlín (1972-1985). En 1972 conformó un equipo transdisciplinario para elaborar el Modelo Mundial Latinoamericano con el objetivo de rebatir las hipótesis de trabajo del Modelo del Club de Roma preparado por el MIT. Entre ellos se destacaban Amílcar Herrera, Hugo Scolnick, Helio Jaguaribe, Jorge Sábato, Osvaldo Sunkel, Enrique Oteiza, Gabriela Chichilnisky, Gilberto Gallopin, Juan V. Sourrouille, Jorge Hardoy, Gregorio Weimberg, entre otros. La innovación del modelo estuvo en decidir optimizar la expectativa de vida al nacer y garantizar la calidad de vida de las personas en las distintas regiones del planeta. Con esta hipótesis el futuro era posible y los recursos no serían agotados como postulaba el modelo del Club de Roma.

El 1986 Carlos Mallmann se muda a Buenos Aires para ocupar el cargo de Director del Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la UBA, una institución creada con el objetivo de realizar investigación transdiciplinaria. En el ámbito del CEA se funda la primera maestría del país en política y gestión de la ciencia y tecnología. Retrospectivamente, este posgrado expandió sustancialmente los recursos humanos especializados en temas de ciencia, tecnología y sociedad que facilitó una ampliación de la capacidad de ejecución tanto de nuevos proyectos de investigación como de gestión en organismos públicos y privados de I+D.

En las últimas décadas, se abocó al desarrollo de nuevas metodologías para analizar el desarrollo futuro de los países, lo que denominaba dinámica societal de largo plazo. Sus modelos -siempre con enfoque transdiciplinario- permitieron anticipar épocas de crisis y transiciones en lo político, económico, tecnológico, artístico, a nivel nacional, regional y Mundial.

Mas allá de su extensa carrera científica y de su enorme capacidad creativa, los que tuvieron la dicha de conocerlo saben que la característica principal de Carlos eran fundamentalmente humanas. Fue creativo, generoso, solidario, honesto y compañero. Sus enseñanzas han sido profundamente amorosas y estarán por siempre entre nosotros.